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¡Mira, un pez!

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Por la beca que se me fue y por el rato de descontaminación de tanto pinche código, un dibujo hecho en 5 minutos [de imitación, desearía que fuera completamente imaginativo] que no me quedó tan pinche. Se los pongo en 1280px para que lo puedan usar como fondo de escritorio. Y si tienen resolución más alta o una Mac muy cerda no se los pongo más grande por que soy envidioso. Y aunque no rime nada les recomiendo que miren al pez Koi mientras oyen Sin Wagon, el country más country que puede haber, cortesía de las Dixie Chicks.

¡Mesero, hay un soberano de 100 dimensiones en mi sopa!

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Shuma-Gorath es un demonio, señor del Caos e inmortal personificación de la maldad. En su dimensión nativa es virtualmente omnipotente. Genera su propio poder místico o drena la energía de otros. Libera disparos destructivos y manipula energía mágica a escalas planetarias. Puede controlar a otros telepáticamente, incluso entre dimensiones. Aquel que duerme pero ha de despertar quiere apoderarse de la tierra y demanda sacrificio humano. Aunque tanto despliegue de poder suena pavoroso, en su última teletransportación interdimensional tuvo un error garrafal de escala, forma, tiempo y lugar; encontré al miserable husmeando en mi comida china. Sólo diré: ¡Chaos Dimention mis polainas! Acompañe su delicioso platillo Shuma-Gorath en salsa de ostión, con una porción de Walk of life de Dire Straits

Sueño de una noche de invierno

Tuve un sueño, un sueño largo, continuado y bueno. Un sueño diferente. Yo era yo y yo era la cámara. Un sueño parecido más a una película, donde además no conocía a nadie. Empezaba en un departamento en Nueva York, algunos mochileros estábamos por alojarnos ahí, ámplios estantes de libros, yo platicaba con quien nos iba a hospedar, intentaba decirme cómo se pronunciaba una palabra; yo decía RESTEM, él repetía ROSTEM (imagino que era su nombre), ignoro qué quería decir. El resto dejaba sus mochilas sobre las camas. La comitiva de viajeros nos enfilamos entonces hacia alguna universidad de NY, los pasillos semejaban más escaleras metálicas y lonas ajustadas (amarillo con azul como de feria) pegadas a muchas puertas. Una gran cantidad de personas nos movíamos, alguien en la bola (de mucha gente apretada que avanzaba) comenzó a corear mi nombre como esperando que yo hiciera algo, a quien iba tras de mi le pedí que me diera unos naipes para hacer un truco de mágia. Subiendo la escalera giré

bang! bang! slash!

Hola mundo, el día de hoy les traigo algo a lo que me gusta llamar Post comodín , por que no es algo que me tomó mucho tiempo escribir, o que lleve cuajándose un rato, sino por que encontré algo simpático y lo puse aquí. Con esto me libro un rato de terminar alguno de los tantos shurikens virtuales que ando arrastrando. El menú del día, dos videos muy relacionados (pienso que uno dió la idea al otro) uno real, otro un comercial, y poner una idea al aire para intentarla un día de estos a ver qué efectos tiene. El primero un comercial de xbox que fue prohibido, si bien me parece una idea muy buena, puedo imáginarme por qué lo prohibieron. El segundo es algo más real, y verlo me puso de buenas (¿Es posible ponerse de buenas si uno no está de malas?) es de un programa japo de televisión, pero tiene subtítulos en inglés, en cualquier caso la idea se pesca sin tener de entender lo que dicen. Así como las campañas de abrazos gratis, o los hi-fives masivos puede ser divertido intentar esto, no

abrir la boca para no decir nada

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A ese maldito bicho que desde los dientes de leche no se ha presentado por mi casa: Alejate de mi premolar, por que tengo:

De Sevilla a Copilco

Nada peor que despertarte a las 12:30 (y levantarte a las 2:30) para tener una cruda de ocio. Para colmo, una vez que la labor del día se había apestado, mi única excusa para salir fue recuperar un libro intercambiado hace masomenos un año. Llegué a metro Sevilla y me enfilé hacia la esquina de Sonora y Durango, hice el trueque y de paso gorreé un helado de crema de limón y queso. Al terminar el trato dije, qué demonios no he hecho nada, si camino derecho eventualmente llegaré al metro Niños Héroes. A la altura de la fuente de las Cibeles (qué Madrid ni qué 8 cuartos), se acabó el helado y recordé que llevaba un reproductor de música, apelé al dj random prometiéndome no adelantar nada de lo que saliera. Éste fue el soundtrack fue la travesía, con acotaciones de lugar y memorias: Out of this World – Detroit Cobras: Llegué a Insurgentes, giré hacia el sur y recordando las andanzas pre-Bienal del Cartel (buen bistec argentino en mercadillo con Itzbe) me dije a mi mismo, mi mismo: Qué diab